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La pareja televisiva más perseguida del momento está en el ojo del huracán. Yaiza Martín y Ginés Corregüela son el centro de atención tras su salida de ‘Supervivientes’, pero parece que no todo es tan idílico como se muestra delante de las cámaras. Este martes, 23 de mayo, la colaboradora Belén Esteban destapó en ‘Sálvame’ una discusión que la pareja tuvo en un restaurante en Sevilla.
Según la colaboradora, Yaiza le montó un pollo a Ginés y la gente incluso se levantaba y se iba del restaurante debido al alboroto que se armó. Pero esta no fue la única revelación, ya que José Antonio León, corresponsal de ‘Sálvame’, fue hasta el lugar donde tuvo lugar la discusión para investigar un poco más.
El encargado del restaurante contó al reportero que, cuando se percataron de la presencia de las cámaras, la pareja cambió radicalmente su actitud. Se mostraban más cariñosos y Yaiza estaba más pendiente de Ginés, dándole arrumacos y mostrándose preocupada por él. Una actitud que contrasta con lo sucedido durante la discusión.
Además, José Antonio León pudo hablar con una testigo que estuvo presente en el momento de la discusión. Según esta persona, Yaiza estaba bastante alterada, señalando con el dedo a su pareja de forma agresiva. Mientras tanto, Ginés se mostraba amedrentado. Esta testigo aseguró que Yaiza pasó de mostrar una actitud agradable a comenzar a manotear con las manos cuando Ginés tomaba la palabra, algo que le sorprendió. Según ella, Yaiza no se corta ni un pelo y tira de poca vergüenza, mostrándose siempre muy directa y sin filtros.
Durante la discusión, Yaiza le pedía a Ginés que se callara y le daba directrices sobre cómo debía proceder en televisión. Le decía que tenían que salir ganando todos y que no se podía hablar de ciertas cosas. Además, le indicaba que él tenía que hablar de sus cosas en televisión, mientras que ella no podía porque daría la apariencia de que estaba manejando todo. En definitiva, parece que esta pareja televisiva esconde más de lo que muestran en las cámaras, y que la realidad podría ser muy diferente a lo que nos quieren hacer creer.